Cuándo se produce el aquaplaning y qué hacer frente a él
A veces, las tormentas tornan el asfalto en río. Los cumulonimbos estallan y a su paso dejan a nuestro coche “flotando a la deriva”. Este es el fenómeno conocido como aquaplaning. Pero, ¿cuándo y por qué se produce el aquaplaning? ¿Realmente podemos hacer algo para evitarlo?
Ya sabemos que las condiciones meteorológicas afectan al normal desarrollo de nuestra conducción. Es cierto que las lluvias intensas no ayudan a nuestra seguridad vial. Para empezar, porque nuestros neumáticos no adhieren igual que en seco. Pero no todo queda en manos de los factores externos. Aún existe margen para la precaución en carretera.
El peligroso fenómeno del aquaplaning consiste en la pérdida gradual de contacto entre el neumático y la superficie de la calzada. Básicamente este efecto es causado por la entrada de una delgada capa de agua, superior a medio milímetro, entre la rueda y el asfalto.
El aquaplaning se produce porque los canales que forman el dibujo del neumático no son capaces de evacuar el agua que pisa. Entonces tenemos la sensación de que nuestro coche está literalmente flotando. Si vamos despacio, el agua podrá salir por los canales del neumático. De este modo, al darle tiempo para evacuarse, evitamos que se forme dicha cuña de agua por la que nos deslizamos. Por tanto, la velocidad a que conducimos influirá en que nuestras ruedas liberen el agua o no. A mayor velocidad, menor posibilidad de evacuación.
Además, cuanto mayor sea la anchura del neumático, más agua pisa y, por lo tanto, más agua necesitará evacuar. En conclusión, la anchura del neumático está directamente relacionada con la probabilidad de sufrir aquaplaning.
Otro de los aspectos a tener en cuenta es el tamaño de los canales de evacuación y el diseño del dibujo del neumático. Cuanto más pequeños sean, más riesgo de experimentar aquaplaning. Un neumático nuevo tiene una profundidad cercana a 1 cm. Sin embargo un neumático, a la mitad de su vida útil, ha reducido el tamaño de sus canales de evacuación a la mitad.
Por tanto, si conducimos a una velocidad alta, con ruedas anchas y con los canales de evacuación desgastados sufriremos aquaplaning bajo todo pronóstico.
En resumen, según los expertos en conducción de la Autoescuela Fran Velasco la respuesta a cuándo se produce aquaplaning es la siguiente:
“El aquaplaning se produce cuando el neumático no es capaz de evacuar el agua que se acumula delante de él al girar. Los neumáticos deben evacuar entre 5 y 10 litros de agua por segundo aproximadamente. Así que cuando no son capaces de hacerlo, el agua se sitúa bajo el neumático elevándolo y el conductor pierde el control del vehículo”.
Si comienzas a notar el aquaplaning (sensación de flotar sobre la superficie del agua) hay ciertos consejos a seguir según la Autoescuela Fran Velasco:
- Debes dejar de acelerar y no mover el volante (siempre y cuando no haya pérdida de trayectoria inicial).
- No debes frenar bruscamente para no desplazar el punto de aplicación del peso hacia delante y aumentar la probabilidad de sobreviraje. Sin embargo, si no puedes evitarlo y se produce, has de reducir la velocidad para dar tiempo a que el dibujo del neumático canalice el agua hacia los lados circunferencialmente.
- Si hay agua solo en un lado de la calzada, intenta esquivarlo (dentro de lo reglamentario).
- El cuidado de los neumáticos es fundamental. De hecho, estos deben tener la presión adecuada. No es recomendable reducir la presión, pues disminuye el agarre y aumenta la deriva (movimientos transversales) y, por tanto, la probabilidad de aquaplaning.
- Además, es recomendable que los neumáticos tengan un dibujo adecuado. El mínimo es de 1,6 mm en las ranuras de la banda de rodadura. No obstante, con lluvia intensa, incluso con 2 mm de profundidad un coche puede sufrir aquaplaning a velocidades en torno a 60–70 km/h.
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